Stephen King crea una historia mostrando el lado más oscuro del payaso. Usa este personaje, con su nariz roja, peluca y cara pintada, para encarnar el terror y el miedo. Lo adorna con dientes afilados y dedos punzantes. El hecho que solo los niños puedan verlo, hace aumentar el terror en este sector; está demostrado que hay gente a la que, después de ver la película, se le ha desarrollado una fobia a los payasos.
En encantador personaje aguarda en su interior un mal indefinible, cegador. También representa la total locura con sus actuaciones sangrientas y desenfrenadas. Además, la pintura y el disfraz pasan a formar parte de su identidad y generan un odio general hacia los payasos, de quienes nos hacen dudar sobre si esconden o no una faceta similar.
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