Jack bebe sus botellas de ron en la playa de Tortuga. Acaba de ser abandonado después de un motín a bordo de la Perla Negra. No tiene manera de viajar por mar, así que ha decidido saquear el ron escondido de unos contrabandistas y montarse su propia fiesta al lado de un fuego. De repente, aparece un niño a su lado. Primero piensa que se trata de una alucinación creada por la gran cantidad de alcohol ingerido; pero, decide acercarse y comprobar que es real. Con la botella en la mano, observa al niño desde todos los ángulos con un balanceo adelante y atrás.
- Dibújame una estrella –le dice el niño.
- ¿Una estrella? ¿Para qué? Umm… ¿Quién eres y cómo has llegado aquí? –le interroga Sparrow.
- No he visto nunca una estrella y dicen que de noche se levantan y nos pintan sueños. ¿Me puedes dibujar una estrella para que pueda verla hecha realidad? –contesta rápidamente el Principito.
- A ver si lo he entendido… el dibujo se hace real si… Lo que brillan más que las estrellas son los barcos. ¿Has visto alguno? Si quieres te lo dibujo –Sparrow piensa en aprovecharse del chico.
Sparrow dibuja el barco; es el más grande, maravilloso y negro que ha podido imaginarse. Le da con entusiasmo al Principito el dibujo esperando verlo hecho realidad. Mira a su alrededor pero nada ha aparecido.
- ¿Esto es un barco? Entonces… -continua reflexionando mientras desaparece tal y como ha aparecido.
El pirata mira a su alrededor deseando que nadie haya visto esa humillación. Levanta una ceja, la otra y camina con un disimulo artificial; coge la botella de ron y bebe hasta caer extasiado en la arena.
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